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Foto del escritorAlejandro Morales Mariaca

¿Actualmente hay demasiado drama en historias del género fantástico?

Actualizado: 5 mar 2021


Antes que nada, dos aclaraciones. En este artículo hago referencia exclusiva al cine y la televisión que abordan este género en particular, dejando de lado otros medios como el cómic, la literatura o los juegos de video. En segundo lugar, para quien no lo termine de tener claro, por género fantástico se entienden las obras de terror-horror, como La Cosa (John Carpenter, 1982), las de ciencia ficción como Volver al futuro (Robert Zemeckis, 1985), y las de fantasía como El señor de los anillos (Peter Jackson, 2001). Dicho esto, comencemos.

¿Actualmente hay demasiado drama en el cine y las series del género fantástico?

Para quien suscribe estas líneas, la respuesta es un no muy grato sí.


No tengo nada en contra de historias que se centran en mostrar la desgracia e infortunio de las personas y la manera en la que éstas buscan afrontar diversas adversidades, muchas de las cuales se encuentran por encima de sus capacidades. De hecho, hace no mucho vi una película, Bajo la arena (Under sanset, Martin Zandvliet, 2016), que cuenta la historia de un grupo de soldados alemanes, apenas unos adolescentes, que tras finalizar la Segunda Guerra se ven obligados a desarmar cientos de minas colocadas en las costas de Dinamarca, lo que fue un hecho histórico, por cierto. Muy, muy interesante.


La cuestión es que películas de esta clase están pensadas para ser eso precisamente, películas dramáticas, y quien las visiona lo hace porque es lo que busca disfrutar.

Cuando yo quiero ver una película de monstruos, o de androides o de elfos degollando trolls, quiero eso precisamente, historias centradas en esos elementos narrativos, en las que sí puede haber algo de drama para recordarnos que hay personas involucradas en ellas, pero sin que ello se vuelva el eje narrativo.


No tengo nada en contra de historias que se centran en mostrar la desgracia e infortunio de las personas y la manera en la que éstas buscan afrontar diversas adversidades, muchas de las cuales se encuentran por encima de sus capacidades.

Pienso, por ejemplo, en la adaptación cinematográfica de El Hobbit (Peter Jackson, 2012). Quien haya leído el libro y visto las cintas, sabrá que en estas aparecen personajes extras, lo que puede entenderse si recordamos que se trata de adaptaciones, y ya sabemos a lo que nos atenemos con ellas en la mayoría de los casos. Dos de estos personajes en particular fueron colocados para abordar una subtrama romántica que no existe en la obra original y que no añade nada a la trama de la trilogía. Tanto es así, que se podrían eliminar dichos personajes junto con sus escenas, y la película llegaría al mismo final que vimos en las pantallas, sin alteración alguna.


¿Había en esto algo más allá de forzar un drama por completo innecesario? Francamente, lo ignoro, aunque muy seguro estoy de que no se trata de un caso aislado.


La secuela de Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013), una película que confieso esperaba con muchas expectativas, resultó un balde de agua fría, pues se centró en sus personajes humanos y sus muy variados dramas, quitándole con ello todo lo especial que tenía la primera. Ya que en vez de tener escenas y planos que nos acercaban a la tecnología y al detalle del funcionamiento de los componentes de los robots, lo que hacía más inversiva la experiencia, y que resultaban ser el factor de ciencia ficción más sobresaliente de la película anterior, la secuela fue saturada con escenas de personajes con problemas existenciales y paternofiliales, algo que ya hemos visto incontables veces en incontables películas. ¿Pero cuántas películas de robots contra monstruos gigantes tenemos a nuestra disposición?

El caso al que más suelo regresar es al de The walking dead (AMC Networks, 2010). En su primera temporada, a mi juicio la mejor, la cosa marcha bastante bien y todo se centra alrededor de los muertos vivientes y cómo los seres humanos afrontan el día a día en una civilización que ha colapsado y los ha colocado al final de la cadena alimenticia. Conforme las temporadas se fueron sucediendo, la figura del zombi, el elemento de terror en este caso, se fue difuminando de forma lamentable, al grado que, durante capítulos enteros, sino es que temporadas completas, se convirtió en un elemento de fondo o decorado, con poca o nula relevancia para la trama, centrándose esta cada vez más y más en el drama humano.


Que sí, que el título de la serie puede hacer referencia a que los verdaderos muertos caminantes son los sobrevivientes, quienes están vivos pero muertos por dentro, y que homo homini lupus est y todo eso. Pero ahm…. no, simplemente no.


En fin, si regreso a la pregunta que dio pie a estas opiniones, y recalco el hecho de que son meras opiniones mías, he de responder que sí, en efecto parece haber cada vez más drama tanto en cintas como en series de género fantástico, al grado de que éste se vuelve su eje rector.


Si esta tendencia es positiva o negativa, eso es algo que, me parece, es una cuestión de apreciación personal. Habrá quienes disfruten de ello, yo por mi parte no lo encuentro de mi agrado y me parece que flaco favor le hace al género.

En cualquier caso, un creador es libre de hacer con su obra lo que le plazca. Debe serlo. TIENE que serlo. Y es que esto, aunque lo llegase a parecer, no es en modo alguno una crítica.


Siempre he pensado y defendido la idea de que un creativo, sin importar la disciplina que cultive, tiene la obligación de seguir el impulso de crear obras que le gustaría que existieran y que aún no lo hacen. Lo interesante aquí es que si no estamos conformes con los resultados finales de estas obras, tenemos completa libertad de llevar a cabo las propias y darlas a conocer. Con lo que me parece que todos ganamos.


Hasta aquí llego con estas opiniones que llevaban un tiempo dando vueltas en mi cabeza y que me alegra por fin compartir.


Mil gracias por leer. Saludos a todos

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[ALEJANDRO MORALES MARIACA]

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