Por crossover se entiende la injerencia de personajes de diferentes universos, creados por un único autor o varios, en una misma historia, sin que las peculiaridades de uno u otro se sobrepongan entre sí. Ejemplos los hay montones, especialmente en el mundo del comic, donde uno de los más célebres sucedió hace algunos años entre los personajes más representativos de las casas Marvel y DC. También es un recurso recurrente en los juegos de vídeo, como se ve en los títulos Smash Bross y Marvel vs Capcom, entre otras entregas similares.
La literatura, que podemos considerar la hermana mayor del comic sin generar demasiada controversia, no ha sido ajena a este modo de contar historias y, estoy muy convencido de ello, es la manifestación artística que ha sabido sacarle mejor provecho.
Aunque carece del elemento gráfico del que disponen medios como el cine o el videojuego para transmitir sus mensajes, la literatura, por su propia naturaleza, apela directamente a la imaginación del lector, dándole a este un margen más amplio para concebir las situaciones que el creador intenta relatarle. Eso claro, partiendo del supuesto de que las cosas se han hecho bien.
Wold Newton puede ser un nombre que no diga mucho al lector de estas líneas, sin embargo, a él le debemos, no sé si la creación pero sí la consolidación, de lo que hoy se conoce como Mitología Creativa, la cual es definida por mi amigo y colega Alberto López Aroca como:
La mitología creativa (este es un término acuñado por el difunto Philip José Farmer) es una disciplina literaria que engloba todas las demás. Consiste en utilizar material ajeno (por ejemplo, como en la técnica del pastiche), de diversas procedencias, para darle una cohesión. Ejemplo: Sherlock Holmes vivió en Londres a finales del siglo XIX. El conde Drácula visitó Londres a finales del siglo XIX. ¿Es posible que se encontraran, puesto que compartieran espacio y tiempo? Y a partir de ahí, se especula.
Newton tuvo la muy ingeniosa idea de colocar a varios de los antepasados de los personajes de ficción más célebres de la literatura inglesa, justo en el epicentro de una singularidad cósmica, la cual entretejería sus vidas, mezclando sus universos y aventuras, con ramificaciones y posibilidades que sus mismos creadores no podrían haber concebido.
Puesto que la Mitología Creativa parte del supuesto de que todos los universos de la ficción son uno mismo, es posible colocar a cualesquiera personajes en las situaciones más diversas y, en apariencia, improbables, con el tiempo y el espacio no como limitantes, sino como otro recurso narrativo del cual se puede sacar partido.
Cuando se dice que todos los universos de ficción son en realidad uno solo, se está hablando de TODOS los universos de ficción, sin importar el medio en el que estos hayan nacido o se dieran a conocer. Partiendo de esa idea se puede tomar a Sherlock Holmes, uno de los más reconocidos personajes literarios, y a los Pitufos, entrañables creaciones del caricaturista PEYO, quienes gozaron, y aún lo hacen, de gran popularidad en el cine y la televisión, y narrar una historia con ellos.
¿Improbable?
¿Imposible?
En lo absoluto. López Aroca ya lo hizo, y bastante bien, en su historia Un derivado del alquitrán, en la que toma elementos de Holmes, los Pitufos y las tertulias del cazador de fantasmas Thomas Carnacki, para construir un argumento coherente y creíble, que también tiene el buen detalle de ser entretenido.
Otro ejemplo más difundido es el de The league of extraordinary gentlemen, de Alan Moore, serie de novelas gráficas en cuyos dos primeros tomos se reúnen algunos de los más célebres personajes de la era victoriana y principios de la edwardiana, y que son más que recomendables.
Yo mismo no he podido resistirme a esto y dos de mis novelas publicadas se encuadran en esta disciplina, y es del todo probable que la siga cultivando, puesto que la disfruto bastante , ya sea como creador o como consumidor de la misma.
Partiendo de esto, algunas cosas que me encantaría ver se ejemplifican muy bien en la siguiente galería de imágenes:
Quizá algún día, porque parte de la belleza de la mitología creativa es que cualquiera, partiendo siempre del respeto hacia las fuentes originales, puede recoger el testigo y regalarnos una historia que, tarde o temprano, encuentra su eco.
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