Admito que soy de los primeros que disfruta de una partida de videojuegos como Bloodborne, Enter the Gungeon o Resident Evil, lo mismo que películas de acción como la (hasta ahora) trilogía de John Wick. Sin embargo, la literatura siempre tendrá un lugar predominante en mis gustos y preferencias, pues sólo en la literatura nos encontramos con casos como el que relataré a continuación.
Snoopy, el entrañable Beagle de las tiras cómicas es un personaje que no necesita presentación, que más allá de ser la peculiar mascota de la familia Brown, es un sabueso que fantasea con encarnizados enfrentamientos contra el «Barón Rojo», as de la aviación alemana durante la Primera Guerra Mundial, además de ser novelista frustrado, aunque esto último podríamos achacarlo a quienes elige como lectores cero de su obra, más que al carácter de la misma.
La cuestión aquí es que la vena literaria de Snoopy llegó a tener repercusiones que fueron bastante más allá de lo esperado por cualquiera, pues al igual que escritores como Frank Miller y Grant Morrison, Snoopy escribió una historia de Batman. Así como lo leen. Aunque no del modo en que podrían suponer. La historia de tal evento es la siguiente.
Como ya he apuntado, en ocasiones Snoopy es retratado como escritor, realizando tal función sobre el tejado de su icónica perrera roja, utilizando una máquina de escribir. Durante los años 1969 y 1970, a lo largo de varías tiras cómicas, el simpático can fue escribiendo una novela, más bien un microrrelato, que comienza con la frase: «Era una noche oscura y tormentosa», (misma frase que, con toda intención, empleé al inicio de mi novela de bolsillo Ocaso Escarlata aunque esa es, literalmente, otra historia).
Poco más de una década después salió a la venta el número 500 de Detective Comics, en el que el escritor Len Wein colaboró con una historia de apenas dos páginas titulada Once Upon a Time (Érase una vez), que es nada más ni nada menos la historia escrita por Snoopy, convertida íntegramente en una aventura de Batman que ocurre precisamente durante una noche oscura y tormentosa.
Este curioso episodio ejemplifica muy bien la magia de la literatura y el poder imaginativo de la narrativa, que aun en su mínima expresión pueden conducir a derroteros desconocidos. La presente historia, ampliada y mejor presentada de lo que lo he hecho yo aquí, pueden encontrarla en la web de La Covacha, donde tuve noticia de ella por primera vez, y que obviamente recomiendo visitar.
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