El año pasado recomendé cinco películas de horror para disfrutar en este mes, y en 2020 me gustaría repetir la experiencia, con vistas a hacerla una costumbre anual, aunque el tiempo ya dirá si se cumple o no mi expectativa. Al menos la intención está allí. Sin más que decir al respecto, vayamos directo a lo que nos incumbe:
Pato Lucas Cazamonstruos (1988)
Originalmente conocida como Daffy Duck's Quackbusters, se trata de una recopilación de cortos animados de los Looney Tunes, montados de tal manera que dan forma a una historia en la que el pato Lucas pasa, por un golpe de suerte, de vendedor ambulante a heredero de una cuantiosa fortuna, la cual se encuentra «embrujada», pues en cuanto éste actúa de manera egoísta o ambiciosa, su dinero se desvanece, situación que lo lleva a abrir una agencia de detectives paranormales o cazafantasmas, a los que se suman Porky y Bugs Bunny, quienes deberán hacer frente a un vampiro, el abominable hombre de las nieves, una bella mujer poseída por espíritus, un siniestro hotel en medio de la nada, así como otras criaturas extrañas.
Cargada del antiguo humor de estos personajes, es una historia que disfruté mucho en su momento y que ha envejecido bastante bien, y que recomiendo volver a ver, ya sea por mera nostalgia, o para disfrutarla junto con los más pequeños del hogar. Porque sí, los niños también merecen poder disfrutar del horror.
Coraline y la puerta secreta (2009)
Todo el mundo debería ver esta película al menos una vez por dos razones. La primera de ellas es porque se encuentra hecha con la técnica de stop motion, algo que siempre resulta digno de admirar por el peculiar aspecto visual que sólo este tipo de animación puede ofrecer, así como la vida que le otorga tanto a sus escenarios como personajes. La segunda razón es porque se trata de una historia de horror para niños que respeta a su público, algo que cada vez resulta más difícil de encontrar en cualquier medio, aun en historias dirigidas a un público adulto.
Basada en la historia original del escritor Neil Gaiman, lo que ya es garantía de buena narración, su premisa no podría ser más básica, pues no deja de ser una historia que involucra niños y brujas, pero que desborda originalidad en cada fotograma. Un más que digno ejemplo de que es posible hoy en día hacer buenos cuentos de hadas, y de que estos tienen todavía cabida en nuestro mundo moderno.
Cazafantasmas (1984)
De acuerdo, admito que es más una película de ciencia ficción y humor. Pero seamos honestos, en ella se dan cita fantasmas, un culto antiguo, una entidad que bien podríamos considerar lovecraftiana, así como un monstruo kaiju. ¿Cuántas películas pueden decir lo mismo?
Un clásico ochentero en toda regla que prefiero cualquier día de la semana a las cintas modernas del género, plagadas de jump scare, recurso más que barato, y con historias sosas, poco interesantes y formulaicas.
Evil Dead 2 (1987)
Horrible y nauseabundamente traducida en México como El despertar del Diablo 2 (traductores, en serio, ¿por qué hacen estas cosas?), bien podría tratarse de una mis cintas de horror favoritas de todos los tiempos, que me perturbó genuinamente en mi infancia, pero que se ganó mi corazón cinéfilo en la adolescencia por el carisma de su protagonista, quien no sólo se roba toda la película, sino la saga entera, así como por su genial humor negro.
Si bien se le conoce como la segunda parte de una trilogía, en realidad es más bien una reinterpretación de la primera entrega, aunque al mismo tiempo es secuela de esta. Es algo complicado, porque hasta hace no mucho pude ver al fin la primera Evil Dead, y no sentí que me hubiera perdido de mucho, más bien de nada, ya que la segunda parte establece muy bien su universo y protagonistas, volviendo a la película inicial innecesaria.
Poco más que decir, sin lugar a dudas recomendable, lo mismo que la serie que sacaron hace unos pocos años y que llegó a las tres temporadas. El remake, por otra parte, innecesario y si se le ignora no pasa nada.
La tiendita de los horrores (1986)
Si bien considero al remake de Evil Dead completamente desechable, no sucede lo mismo con esta reinterpretación de una cinta de 1960, la cual podría ver una y otra vez sin cansarme de ella, siendo alguien que aborrece de corazón los musicales.
La historia se centra en una extraña planta que es encontrada por un tímido y despistado vendedor de flores, quien por accidente descubre que su nueva e inusual adquisición se alimenta de sangre, un apetito que irá escalando a cuerpos humanos enteros conforme incrementa su tamaño y ambiciones. La película bien pudo haber sido una más del montón, de no ser por las personalidades que imprimieron tanto al florista como la planta, quienes resultan más que memorables. El único pero que puedo ponerle a esta historia, es que se desechó lo que a mi parecer es un final muy superior al que se quedó como el definitivo, que encaja mejor con el espíritu de la cinta y que con esos efectos prácticos todavía hoy luce hermoso.
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