TERCERA PARTE
UN REY DE HARAPOS Y REMIENDOS II
Aunque de esta forma fue absorbido dentro del caótico universo de los Mitos de Cthulhu, el Rey de Amarillo seguía y sigue siendo una figura compleja. La primera mención que tenemos acerca de él es como el título de un libro[1] y no una entidad, una obra de teatro de dos actos, para ser más precisos, en la que se representa una corte real en decadencia, con un par de personajes femeninos principales, Cassilda y Camilla. El lugar en el que ocurren los acontecimientos, Hastur, no es de los que puedan encontrarse en un mapa y tal parece que, como ocurre con los planteados por Bierce, se situación en un pasado muy remoto. O bien en un mundo completamente distinto al nuestro, que podría o no ser parte del sistema solar, como parece indicar la visión de estrellas negras, varias lunas y el que Aldebarán sea una estrella muy prominente en su firmamento.
Para enredar aún más las cosas, el Rey de Amarillo es también un personaje dentro de la obra homónima, un ser cubierto de harapos que mora en la ciudad de Carcosa, la cual precede su aparición, muy ligada a la estrella Aldebarán[2], por lo que el consenso es que se trata de una ciudad extraterrestre[3] capaz, bajo ciertas condiciones, de desplazarse a través del espacio para manifestarse en la orilla o sobre el lago Hali, donde es percibida tanto delante como detrás de la luna, sin que se ofrezca una explicación clara sobre esta distorsión de perspectiva, pero que podríamos atribuir a su arquitectura no euclidiana o transespacial.
El papel del Rey de Amarillo parece restringirse sólo al Segundo Acto, precisamente aquel que vuelve locos a los insensatos que han llevado demasiado lejos su lectura, por lo que poco se sabe acerca de su participación en la trama, aunque podemos asumir, por obvias razones, que es predominante e implica serías consecuencias para el resto de los personajes.
Chambers no aportó nada de información al respecto en sus relatos, tal como ya hemos visto[4], por lo que la respuesta, de existir, tiene que buscarse en otras fuentes.
Como también se mencionó con anterioridad, otros autores expandieron la mitología de El Rey de Amarillo como una obra de ficción dentro de otra ficción. De esta manera, hasta donde tengo conocimiento, en la actualidad existen dos versiones de la obra de teatro. Aquella que forma parte importante en el argumento del relato Más Luz, de James Blish[5], parafraseada posteriormente por Carter, aunque de manera incompleta, y la que se insinúa en el módulo de rol Dime, ¿has visto el Signo Amarillo?, de Kevin A. Ross, perteneciente al volumen Los Primigenios. Nuevas aventuras contra los Mitos de Cthulhu.
En el caso de la primera, Blish nos ofrece una transcripción completa de la obra, salvo por el final, el cual es explicado pero no mostrado. En esta versión el Rey de Amarillo aparece primero como una voz espectral y posteriormente en toda su siniestra y macabra presencia, para castigar las acciones de la gente de Hastur, quienes fueron mal encaminados por un ente conocido como el «Fantasma de la Verdad», quien al parecer se opone al Rey, lo que al final significa su práctica aniquilación. En esta encarnación el Rey de Amarillo es representado como un gigante andrajoso que amonesta la ignorancia y atrevimiento de los hasturianos, perdonando su existencia, pero sumergiéndolos en la desesperación. Habla de sí mismo como el «Dios Vivo[6]» y tiene el poder de transmutar la materia, algo tal vez parecido a la «reversión protoplásmica», fenómeno recurrente en la obra de Arthur Machen. Sobre la revisión realizada por Lin Carter no hay mucho que decir, pues esta hace pequeñas modificaciones en algunos diálogos de los personajes, lo que se aprecia mejor en su idioma original por cuestión de rimas, y no describe el Segundo Acto.
La segunda versión, la de Ross, retoma prácticamente todo lo aportado por Blish, introduciendo un par de cambios a la narración. Hastur deja de ser el lugar donde se discute la sucesión al trono y éste pasa a ser la ciudad de Yhtill. El «Fantasma de la Verdad» también hace su sorpresiva y enmascarada aparición, pero a diferencia de Blish, en esta nos es presentado como un emisario del Rey de Amarillo. Cuando se le solicita que se retire la máscara, confiesa no portar ninguna. Cassilda y el resto de los personajes no entran en pánico por ello, sino que montan en colera, por lo que lo apresan y torturan hasta la muerte. Cuando el fantasma perece, se presenta el Rey de Amarillo, quien curiosamente es descrito como blanco, enloqueciendo a la mayoría de quienes atestiguan su manifestación, mientras que el resto se saben condenados por sus acciones. Al final Yhtill desaparece y sólo una ciudad permanece para ser iluminada por la antigua luz de las estrellas negras, Carcosa.
Técnicamente existiría una tercera versión[7], la mencionada en el módulo de rol Un rey envuelto en harapos y remiendos, de Justin Tynes, cuya historia transcurre a inicios del siglo XVII. Durante la historia se habla bastante acerca de sus autores, porque sí, el asunto de la autoría de la obra teatral es un problema aparte, pero no se dice nada de su contenido, el cual puede ser tanto el aportado por Blish, como el propuesto por Ross. O una tercera opción completamente distinta. La razón por la que la trama del libro no es un elemento a destacar en la aventura, es porque se encuentra inacabado y no ha circulado más allá de su creador y de quienes entran en posesión del borrador con intenciones de terminarlo, por lo que poco puede hacer en ese estado[8].
Y ya que ha salido a la luz, ¿qué ocurre con el asunto de la autoría de El Rey de Amarillo? Pues, como ya he señalado, también resulta un asunto complejo. Chambers no dio identidad al autor del libro, lo que siendo honestos ayuda bastante a incrementar el aura de misterio que lo envuelve. Sin embargo, no todo el mundo quedó conforme con este vacío de información y a lo largo de los años se han propuesto diferentes teorías respecto a quién pudo ser el autor de esta obra tan inquietante.
El primero en proponer candidatos fue James Blish, adjudicando la posible autoría a Robert W. Chambers, H. P. Lovecraft y al ficticio escritor Bill Atheling, un trasunto literario del propio Blish, siendo al final Chambers el más probable de todos. Posteriormente Tynes, del ya citado Un rey envuelto en harapos y remiendos, maneja como responsable al dramaturgo isabelino Christopher Marlowe[9], autor de Doctor Fausto, y tras su fallecimiento se harían cargo de continuar la labor los escritores John Croft y el mismísimo William Shakespeare, aunque por diversos motivos no lograrían su cometido.
En la entrada correspondiente de la Enciclopedia de Los Mitos de Cthulhu, se menciona también como posible autor a un tal Castaigne[10], quien no debe ser confundido con el protagonista del relato El reparador de reputaciones, pues este Castaigne habría escrito El Rey de Amarillo a finales del siglo XIX, para suicidarse posteriormente, mientras que el otro Castaigne leyó la obra en una Nueva York de un futuro alternativo, lo que no quita que puedan estar emparentados, pero que no aporta nada al debate.
En su peculiar libro El grito de la máscara[11], el escritor mexicano Luis G. Abbadie insinúa que la autoría podría recaer en Jean Lorrain, pseudónimo utilizado por el escritor Paul Alexandre Martin Duval, fallecido en junio de 1907, cuya extensa obra parece tener cierto paralelismo con El Rey de Amarillo. Tanto la fecha como el lugar de su muerte lo hacen un candidato probable.
También se baraja la teoría de que El Rey de Amarillo podría tener su origen en algunos pasajes de un libro pnakótico[12] llamado Códice Amarillo o Infolio Xánthico, que fue descubierto en la provincia china de Xinjiang. Por lo que el libro que conocemos hoy en día sería el fruto de uno o varios traductores anónimos, lo que daría sentido a la creencia de que éste es diferente para cada lector. O quizá, tal como sucede con sus festoneados harapos, el libro sea una extensión del cuerpo del Rey de Amarillo y en realidad nunca hubo necesidad de un escriba involucrado. Las Híades tienen secretos, y buenas razones habrá para que estos sean tales.
Ya hemos visto que el Rey de Amarillo es tanto una obra de ficción como un personaje de la misma, pero también es una entidad que existe más allá del libro[13], cuyos propósitos y motivaciones nos resultan desconocidos, por no decir desconcertantes. En la obra de Chambers se presenta como un ser que persigue y hace cosas terribles a individuos que tengan en su poder el Signo Amarillo o que hayan leído la obra de teatro, pero no todos los poseedores ni todos los lectores se ven afectados. Su modus operandi es misterioso cuando menos.
A pesar de que este ciclo literario lleva su nombre, el Rey de Amarillo como entidad tiene pocas apariciones y su interacción con otros personajes es escasa, algo muy parecido a lo que sucede con Cthulhu en su propios Mitos. Y esto tiene todo el sentido del mundo. Si el Rey de Amarillo se limitara a ser solamente un monstruo que hace cosas monstruosas quizá no sería la figura tan poderosa y atrayente que es hoy. El Rey de Amarillo es una figura tan interesante porque funciona como la suma de sus elementos: el libro, el signo y el monstruo, cada uno terrible por sí mismo, pero ni la mitad de efectivos que el conjunto. Algo que Robert W. Chambers entendió a la perfección, y que otros autores han intentado emular con resultados desiguales.
Como parte de los Mitos de Cthulhu, y asimilado a la figura de Hastur, el Rey de Amarillo ganó y perdió a la vez. Ganó al sumar elementos a su propia mitología, pero a la vez perdió algo de enfoque. Esto lo podemos ver en los módulos para juegos de rol Dime, ¿has visto el Signo Amarillo?, de Kevin A. Ross y en Un rey envuelto en harapos y remiendos, de Justin Tynes. La primera de estas historias es una aventura ambientada en Nueva Orleans, en la que los sobrevivientes al culto de Cthulhu, suprimido en su momento por el inspector Legrase, buscan que Hastur se encarne en nuestro mundo gracias a los poderes de la obra de teatro maldita y el Signo Amarillo. La segunda va más o menos por la misma línea, y aunque la mitología del Rey está presente, éste se muestra muy eclipsado por la figura de Hastur el innombrable o Aquel que No Debe Ser Nombrado[14].
Los escritores contemporáneos del Rey de Amarillo, algunos de los cuales pueden encontrarse en recopilaciones como Una temporada en Carcosa, han trasladado a Cassilda, las estrellas negras, el Signo Amarillo y demás elementos a aspectos actuales, tales como la televisión, el internet, el consumismo y en general la locura que hoy conocemos como vida moderna. Incluso los hay que afirman que el Rey de Amarillo se pasea con completa libertad por lugares como el Panteón de Belén, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, o que es el líder de una comuna new age en algún apartado rincón de Norteamérica, o que algo tuvo que ver en la locura de un comerciante de nombre Winfield, padre de cierto escritor de revistas Pulp.
Para ir cerrando este extenso recorrido, no me queda más que decir que el Rey de Amarillo es sin duda una de las figuras literarias más complejas con las que me he topado, sino es que la más. Una figura construida con remiendos narrativos que necesitó de al menos cuatro autores diferentes y 48 años para asumir la forma por la que hoy es reconocida. Seguir su trayectoria casi es como recorrer un laberinto, y como bien sabemos, al final de todo laberinto siempre hay un monstruo.
[1] Es decir en El reparador de reputaciones, primer relato de la antología de Chambers.
[2] Aldebarán, una estrella gigante roja, perteneciente a la constelación de Tauro y alineada con las Híades, es un cuerpo celeste bastante prominente en el firmamento, siendo la decimotercera estrella más brillante desde nuestra perspectiva, que ha sido muy estudia por los astrónomos. En 1997 se sospechó la existencia de un planeta gigante gaseoso orbitándola, hecho que se comprobó en 2015 y que bien podría ser la ubicación de la ciudad de Carcosa.
[3] Más evidencia a favor de Hastur y Carcosa como escenarios extraterrestres, la encontramos en el relato El Signo Amarillo, en el que el protagonista se refiere a este símbolo como un ideograma que no pertenece a ningún alfabeto humano.
[4] Véase la nota 5.
[5] El cual puede encontrarse en la ya muy mencionada La Saga de Hastur.
[6] Tal como lo hace al final del relato La máscara, que ya para esas alturas debe ser familiar para el lector.
[7] Aunque he hablado aquí de varias versiones, en realidad la obra jamás ha sido escrita en su totalidad. Blish fue quien más se ha acercado a ello, pero en el mejor de los casos, no es más que un escueto resumen de ella. Es algo similar a lo que sucede con el a la vez famoso e infame Necronomicón, que no existe sino en pequeños fragmentos desperdigados en docenas de relatos. Y aunque algunos han emprendido la empresa de crear una versión completa del mismo, el resultado es bastante menos atemorizante de lo que cabría esperar. El mismo Lovecraft ya nos había advertido de esto en una carta escrita el 3 de junio de 1936, traducida por Domingo Santos:
En cuanto a traer el Necronomicón a una existencia objetiva, desearía realmente tener el tiempo y la imaginación para ocuparme de ese proyecto (…) pero me temo que es de un orden demasiado grande, ¡en especial puesto que se supone que el temido volumen tiene algo así como mil páginas! He hecho “citas” de la página 770 y más. Por otro lado, uno nunca puede producir nada ni siquiera una décima parte tan terrible e impresionante como lo que uno puede aludir. Si alguien intentara alguna vez escribir el Necronomicón, decepcionaría a todos aquellos que se han estremecido ante las referencias crípticas a él. Todo lo más que uno puede hacer —y puede que en algún momento lo intente— es “traducir capítulos aislados del monstruoso tomo del árabe loco (…) los capítulos menos terribles, que los seres humanos ordinarios pueden leer sin peligro de ponerse a merced del asedio de las Formas del Abismo de Azathoth (…). Una recopilación de tales extractos podría ofrecerse más tarde como un Necronomicón “abreviado y seleccionado…"
[8] De hecho, si somos estrictos, todo el asunto del libro y sus autores podría ser removido de la trama de Un rey envuelto en harapos y remiendos, y la historia llegaría al mismo lugar sin resentir nada. Así las cosas.
[9] Todo un personaje que perdió la vida en extrañas y truculentas circunstancias.
[10] No me ha sido posible encontrar la fuente de donde la Enciclopedia toma esta afirmación, aunque sospecho que pude ser del módulo de rol llamado Tatterdemalion, pero como no he tenido contacto con él, no me es posible afirmarlo.
[11] Que entre otras curiosidades contiene El último relato de Ambrose Bierce, además de algunos fragmentos del Segundo Acto de la obra.
[12] Es decir, perteneciente a la Gran Raza de Yith, lo que suena coherente, pues recordemos que el conocimiento recopilado por estos seres fue pasmosamente inmenso, obtenido tanto del pasado como del futuro gracias a su capacidad de intercambio de mentes.
[13] Existe un El Rey de Amarillo que no fue escrito por Robert W. Chambers ni tiene relación con los Mitos de Cthulhu, sino que pertenece nada más ni nada menos que a Raymond Chandler, quizá uno de los más célebres escritores de relatos hard-boiled. Se trata de una historia Pulp en el que un detective investiga el deceso de un famoso músico de Jazz al que se conoce como Rey, quien fue encontrado muerto mientras vestía una pijama de seda amarilla. Algo bastante curioso con este relato es que el detective hace el siguiente comentario tras el descubrimiento del cadáver: «—El Rey de amarillo. Una vez leí un libro con ese título. Supongo que le gustaba ese color».
[14] La historia que hay detrás de este apelativo resulta bastante curiosa como para omitirla. Hoy es un hecho aceptado, y un chiste recurrente en las viñetas del ilustrador Goomi, que todo aquel que pronuncia en voz alta el nombre de Hastur perece de forma horrible, de ahí lo de Aquel que No Debe Ser Nombrado. Esta peculiar anomalía del Gran Antiguo no proviene de los relatos, sino que tiene su origen en los juegos de rol. En 1980 se publicó un suplemento llamado Deities & Demigods, un tomo en el que se reunía información sobre diversas entidades divinas provenientes de varias mitologías y culturas, incluyendo las de Lovecraft y su círculo. Al final de la entrada de Hastur se puede leer lo siguiente: Any time the name "Hastur" is spoken, there is a 25% chance that Hastur will hear and send 1-4 Byakhee to slay the speaker. If the Byakhee are defeated, there is a 25% chance that Hastur himself will appear to destroy the blasphemer (Cada vez que el nombre de Hastur es pronunciando, existe un 25% de probabilidad de que este lo escuche y envíe entre uno y cuatro Byakhee para asesinar al responsable. Si los Byakhee son derrotados, hay un 25% de posibilidad de que Hastur en persona se manifieste para destruir al blasfemo). Y ahí está. Como curiosidad, cuando la primera edición de Deities & Demigods fue publicada, algunos de los derechos de las entidades lovecraftianas tenían vigentes sus derechos de autor, por lo que tuvieron que ser removidas en ediciones posteriores
Opmerkingen