Originalmente, este artículo era un post que subí en mi perfil de Boukker, en el que me pareció interesante compartir cómo ha sido mi experiencia trabajando con algunos procesadores de texto, en especial tras haber dejado de utilizar el más popular de todos ellos, es decir, Word. Y dado que ya ha pasado algo de tiempo desde que realicé esa publicación, me ha parecido prudente ampliar mi opinión sobre el tema con un poco de nueva información. Dicho esto, comencemos.
Los procesadores de texto son nuestra herramienta de trabajo más importante, no la única, pero sí a la que recurrimos en mayor medida para desempeñar el oficio que perseguimos. El día de hoy me gustaría poder compartir con ustedes mi experiencia con este tipo de programas, esperando que les reporte alguna utilidad.
Si mal no recuerdo, mi primer procesador de texto fue Works, así es, Works, no Word, del cual tengo buenos recuerdos, pues me parece que nunca llegué a tener ningún contratiempo al utilizarlo. Posteriormente, como básicamente todo el mundo emigré a Word, con el cual trabajé durante muchos, muchos años. Hasta que un día hace no mucho decidí buscar otras alternativas. Indagando en Internet descubrí que existen varias opciones de código abierto, es decir que no representan un gasto para el usuario, y que una de las más populares era Open Office. De esa manera, tras leer algunos artículos que analizaban dicho programa, lo descargué para usarlo.
La primera impresión que me dio fue de parquedad, la parte del diseño sin lugar a dudas no es lo suyo, pero ya que esto es en realidad algo secundario, no le presté más atención. Sin embargo, al hablar ya de la funcionalidad, Open Office me decepcionó y no poco. Para empezar, no tiene en el área de trabajo una visualización en tiempo real del número de palabras que componen el documento que se está haciendo, un dato que como escritor considero muy relevante y del que requiero constantemente, pues el mundo editorial se maneja, en la mayoría de los casos, en cantidad de palabras, no de páginas. El programa sí que cuenta con la opción de contar las palabras escritas, pero para ingresar a ella es necesario ir a la pestaña de Herramientas y ahí buscar la opción, pasos que me parecen innecesarios para tener acceso a un dato tan relevante.
Algo que tampoco resultó de mi agrado fue la herramienta de pegado de texto. Yo suelo copiar y pegar mucho texto, sobre todo por cuestiones de investigación, por desgracia, la opción de pegado que Open Office trae por defecto pega el texto tal cual lo recoge de la fuente original, si uno quiere un tipo de pegado especial, como sin formato, por ejemplo, debe entrar a una ventana especial en el menú, elegir la opción deseada que abre otro menú y allí escoger el tipo de pegado. De nueva cuenta, pasos innecesarios para acceder a una herramienta que debería ser de fácil acceso. Por mencionar algo, las versiones modernas de Word hacen esto con sólo pulsar una vez el botón izquierdo del mouse.
Otro problema, bastante más serio, fue que, por alguna razón que nunca pude averiguar, Open Office no me marcaba los errores ortográficos en los documentos, sin importar que presionara el botón destinado para tal fin, ni que marcara en la configuración la opción de señalarlos por defecto. Ignoro si es necesario que el usuario tenga que configurar algo de manera manual para que las opciones ortográficas del programa se activen, pero de ser así, es un pésimo diseño de interacción y de interfase.
Finalmente, otro gran inconveniente de Open Office son los formatos. Uno puede abrir y trabajar documentos en formato .doc y .docx, que son los nativos de Word, no obstante, para guardar los cambios en uno de terminación .docx, es necesario crear una nueva versión de ese archivo en otro tipo de formato, ya sea .doc o el nativo de Open Office que en este momento no recuerdo como se llama. Es decir, que lo más probable es que perdamos funciones o formato debido a este cambio que resulta obligatorio, y todo porque el programa no puede guardar documentos con la terminación .docx.
Sé que estas quejas que tengo con Open Office pueden no ser tales para otros usuarios, pero, al menos en mi experiencia personal, estas limitaciones entorpecen bastante el trabajo y por ello no recomiendo su uso a nadie.
El día de ayer (a lo que ya han transcurrido varios meses) descargué otro procesador de texto llamado WPS Office y estoy muy gratamente sorprendido. Su diseño es casi un trasunto de Word, y en cuanto a prestaciones no se queda nada atrás. Todas las quejas y problemas que tenía con Open Office, WPS Office no los presenta, es decir, puede hacer con facilidad varios tipos de pegado de texto, puedo ver en el acto los errores ortotipográficos que cometo, tengo siempre a la vista el número de palabras escritas, y puedo guardar mis archivos en formatos de Word, y otros más, sin ningún tipo de problemas o restricciones, lo que siempre es bienvenido en este tipo de programas.
Otra característica que me ha agradado bastante, es que WPS Office tiene la opción de hacer atajos con el teclado para insertar símbolos en los documentos, lo que de nueva cuenta considero un acierto, puesto que ahorra tiempo de navegación de pestañas y permite que el usuario se enfoque en escribir. Por último quiero señalar otras dos cualidades de este programa y una carencia. La primera es que los documentos que abramos se muestran en una única ventana y no en varias, como es la normal con otros procesadores de palabras, es algo similar a lo que sucede con los exploradores de Internet, en los que se pueden mantener abiertas varias páginas en una única ventana, pudiendo acceder a ellas por medio de pestañas que se van acomodando en una barra destinada para tal fin. No sé si es algo que resulta o no de utilidad, pero todavía hoy, tras varios meses de llevar usando el programa, no termino de acostumbrarme a ello, y sigo queriendo buscar los documentos en otra ventana de la barra de tarea de Windows. La segunda cualidad positiva es que es posible fijar en una ventana emergente documentos favoritos, es decir que basta acceder a un menú especial para tener a la mano tanto los últimos archivos abiertos, como aquellos que vayamos fijando, sin tener necesidad de estar navegando por múltiples carpetas, lo que al menos en mi caso resulta de bastante utilidad.
Finalmente, uno de los puntos flacos de WPS Office, y en realidad el único que he podido encontrar, es que su diccionario está muy limitado, y no reconoce muchas palabras, señalándolas como errores. Al menos, y esto es algo que resuelve ese defecto, al mismo tiempo da la opción de ingresar dichas palabras en el diccionario. Desconozco cuántas incorporaciones de este tipo es posible hacer, pero al momento de escribir estas líneas, sigo teniendo la posibilidad de ingresar palabras sin restricciones.
De verdad que estoy muy contento con este programa, que considero una gran alternativa para quienes ya no quieran o puedan seguir trabajando con Word, pero se vean en la necesidad de seguir trabajando con sus formatos, porque, seamos honestos, estos formatos son los estándar y no parece que esto vaya a cambiar ni a corto ni mediano plazo.
En fin, espero que esta información les resulte de interés.
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