Nunca he sido de esas personas que sienten aprecio por métodos, procedimientos, procesos y cosas similares. No niego que puedan llegar a tener su utilidad, más en algunos ámbitos que en otros, pero para mí y mis actividades no resultan precisamente relevantes. Supongo que es porque me enfoco más en hacer el trabajo directamente que en gastar tiempo en determinar cómo hacer ese trabajo.
No obstante, aunque lo más parecido que tengo a un método no va más allá de sentarme a leer y escribir día tras días hasta darle conclusión a la obra en turno, a lo largo de los años he ido descubriendo algunos principios que cuido mucho tener siempre presentes y que ahora comparto con ustedes.
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